Un estudio analiza los efectos del abandono de usos agrícolas y del cambio climático. Las especies frutales de alto valor genético -por su calidad y adaptación- del Prepirineo aragonés están perdiendo variedades autóctonas, y los bosques de la zona, a su vez, pierden riqueza forestal. Para que este proceso, que se viene apreciando durante las últimas décadas, no vaya a peor y poder recuperar tanto las especies frutales como las masas forestales originales del Prepirineo, investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) están realizando el estudio «Respuesta de la vegetación prepirenaica al cambio global» Este es el resultado de esta primera investigación sobre la respuesta de la vegetación prepirenaica autóctona frente al proceso de cambio global protagonizado por el abandono de los usos agrícolas tradicionales, la recolonización de la zona por otras especies vegetales, como el pino silvestre, y el cambio climático.
El estudio señala que el abandono continuo de las tierras de cultivo y el cambio climático están provocando que en el Prepirineo aragonés haya especies de árboles frutales en condiciones «críticas o extremas». De hecho, el abandono de los huertos está causando, por un lado, un proceso de recolonización de la zona por vegetación natural y, por otro, la desaparición rápida del material frutícola allí existente. Se define como «un colapso» en el arbolado, resultado de que el paisaje, en continua evolución, se está reajustando a los cambios. Ahora las sequías son más prolongadas, y los inviernos muy fríos. El efecto climático es incuestionable y eso, más el abandono, puede dar lugar a colapsos masivos en el arbolado.
La acción del hombre ha sido fundamental en estos cambios de vegetación en nuestro territorio. Desde hace millones de años se están dando colapsos vegetativos que hoy en día son más acentuados debido a otros factores como el cambio climático.
Según los investigadores, este abandono de las tierras de cultivo se debe en gran medida al proceso migratorio y a una «gran despoblación» de la zona, lo que está induciendo a una potencial pérdida de variedades autóctonas frutales de alto valor genético, que permitirían una mejora genética de las líneas actuales en términos de calidad de los productos y adaptación de las especies, según el estudio.
Por otro lado, los expertos han tenido en cuenta los efectos de la ocupación generalizada de la zona por una única especie arbórea –el pino silvestre (Pinus sylvestris) –, así como el cambio climático en los procesos de pérdida o decaimiento de riqueza genética.
INVENTARIADO Y CONSERVACIÓN
La pérdida de este fondo genético es un riesgo que debe evitarse mediante su detección, inventario, caracterización y conservación. De este modo, el estudio analiza las especies frutales que en estos momentos han sobrevivido al abandono de los cultivos; su potencial frente a otras especies más extendidas, así como las características fisiológicas que las hacen merecedoras de esta supervivencia a través de su posible regeneración tanto a nivel forestal como frutícola.
El inventario y la recuperación de material frutal se ha realizado fundamentalmente de aquellos árboles que se encuentran en zonas abandonadas y en peligro de extinción.
Entre los árboles que subsisten en estado crítico se encuentran frutales, tanto de hueso (como cerezo, melocotonero, almendro o ciruelo) como de pepita (manzano, peral, membrillero), así como de especies menos comunes que tienen un significado en el entorno (higueras, acerolos, níspolas, granados) y que persisten en condiciones extremas.
Los investigadores del CITA han realizado este estudio durante dos años, en los que han analizado las recientes transformaciones vegetales asociadas al cambio global, concretamente, al abandono de los usos agrícolas tradicionales.
Para ello se han hecho prospecciones en dieciséis municipios comprendidos en la franja prepirenaica (Sierra de Guara y norte de la Comarca de la Hoya de Huesca, principalmente), el 80 por ciento en situación de abandono.
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FUENTE: Diario del Ato Aragón