El quebrantahuesos fue descrito como especie en 1758, siendo clasificado entre los buitres como Vultur barbatus. Posteriormente paso a denominarse Gypaetus barbatus barbatus. (Linnaeus, 1758), aunque la subespecie nominal sigue siendo G.b.aureus.
El Quebrantahuesos puede alcanzar una envergadura de 2,80 m y puede llegar a pesar 7 kg. Como otras especies de buitres no presenta dimorfismo sexual. Desarrolla durante su crecimiento unas gradaciones de plumaje muy acusadas desde la fase juvenil hasta alcanzar la librea de adulto (6-7 anos de edad). El plumaje juvenil, muy oscuro, se aclara con las sucesivas mudas, hasta alcanzar el diseño adulto, con dorso y alas de color pizarra con reflejos blancos producidos por el raquis de las plumas y cabeza y partes inferiores blanco-rojizas.
Su hábitat esta limitado, entre otros motivos, por la estructura geográfica. Requiere grandes sistemas montañosos, abruptos y con abundantes paredes escarpadas dotadas de cavidades, cuevas y cantiles, donde tenga la posibilidad de nidificar sin ser molestado. También la fauna del entorno tiene influencia sobre la extensión y el emplazamiento de su hábitat, encontrándose no solo en la misma área geográfica, sino en los mismos biotopos que los caprinidos.
Hábitat y distribución
Los individuos juveniles y subadultos realizan amplios movimientos durante su fase de dispersión. Después de esta fase suelen regresara al lugar de nacimiento, lo cual constituye un bonito ejemplo de filopatria, pero conlleva que la ampliación de su área de distribución sea muy lenta.
El Quebrantahuesos fue una especie ampliamente distribuida en la Península Iberica, aunque ha sufrido un fortísimo declive hasta nuestros días. A finales del siglo XIX era posible avistarlo en todas las cadenas montañosas. A mediados del siglo XX todavía se podía encontrar en la Cordillera Cantabrica, en el Sistema Ibérico y cordilleras Beticas. En la actualidad los Pirineos son la única cadena montañosa que alberga en torno a 90 territorios ocupados con unas 53 parejas reproductoras de Quebrantahuesos y se intenta reintroducir esta misma especie en las Sierras de Cazorla y Segura a través de un proyecto de cría en cautividad.
La población pirenaica es la única que muestra una tendencia hacia un lento crecimiento, este supone una media en los últimos veinte anos de aproximadamente un 3-6% anual. Si se tiene en cuenta que el tamaño medio de la población para mantener una tasa de endogamia inferior al 1% se considera en torno a los 50 individuos reproductores y que este tamaño de población aun implica una perdida de un 25% de variabilidad genética en 20 o 30 generaciones, solo se puede considerar la población pirenaica como una población genéticamente viable, aunque con serias reservas. Lo que pone de manifiesto la tremenda importancia de los proyectos de reintroducion por medio de técnicas de cría en cautividad o semicautividad.
Como otras especies de vertebrados de larga vida, el quebrantahuesos posee una supervivencia adulta muy elevada y curiosamente, al menos en la población de los Pirineos, una supervivencia de preadultos mucho mayor de lo esperado.
Reproducción
Las parejas de quebrantahuesos son sedentarias y construyen nidos de gran tamaño, ubicados en cuevas y repisas bien protegidas de paredes rocosas, preferentemente en orientaciones no expuestas a vientos dominantes. El celo comienza en septiembre-octubre y las primeras puestas tiene lugar en diciembre y las más tardías en marzo. El tamaño habitual de la puesta es de dos huevos. La incubación dura entre 53 y 60 días y la crianza corre a cargo de ambos progenitores. Tanto en poblaciones en cautividad como en poblaciones salvajes se ha podido comprobar que el hermano mayor mata siempre al menor. El primer vuelo se produce tras 120 días de permanecer en el nido. Durante la fase de dependencia el pollo sigue siendo alimentado por los padres, sobre todo al principio, visita los rompederos y sigue a los adultos en sus movimientos, cada vez más amplios. Después de entre 95 y 247 días desde el primer vuelo se produce la emancipación definitiva.
Alimentación y costumbres
En general al quebrantahuesos se le define como él último eslabón de la cadena trófica. Esta especializado en explotar huesos de cadáveres, una vez que estos hayan sido aprovechados por córvidos, milanos, buitres y mamíferos carnívoros. su dieta esta compuesta en un 70% de huesos, en un 25% de carne y en un 5% de piel.
Busca el alimento volando muy cerca del suelo sobre aludes, claros de bosque, gargantas pendientes, faldas rocosas, neveros y cimas. Se caracteriza por su oportunismo alimenticio, determinando la oferta de comida su composición de dieta. Tiene por costumbre frecuentar poco los muladares tradicionales aunque acepta los cebaderos en zonas abruptas y escarpadas.
Selecciona, cuando puede, extremidades de ungulados de pequeño o mediano tamaño (ovejas, cabras,..). Los huesos largos y las extremidades articuladas le suponen grandes dificultades para ser tragadas enteras, por lo que suelen ser transportadas hasta zonas de difícil acceso, con suelo rocoso -rompederos- donde los arroja desde cierta altura con el fin de desmembrarlos para facilitar su ingestión.
Fotografías de Fernando Carmena