Senda GR-11: La senda pirenaica renace
A su paso por Huesca y el Pirineo Aragonés, el GR 11 muestra belleza, singularidad y valores naturales de la alta montaña aragonesa, atravesando los diferentes espacios protegidos de la zona: el Parque Natural de los Valles Occidentales, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y el Parque Natural Posets-Maladeta. Recorre todo tipo de prados de alta montaña, multitud de bosques, ibones, collados con vistas impresionantes, numerosas formaciones geológicas… Una ruta increíble, que ahora se disfrutar mejor, después de la finalización de los trabajos con los que se ha adecuado como Sendero Turístico de Aragón, y que han supuesto el remozado de toda la señalización, la adecuación de algún nuevo tramo y una mejor distribución de etapas entre refugios u otros alojamientos.
El Comité de Senderos de la Federación Aragonesa de Montañismo, a través de diferentes convenios, ha sido el promotor de esta obra de adecuación, que ha mejorado el GR en todo su paso por Aragón: desde Zuriza, en el límite con Navarra, hasta el puente de L’Espitalet, frontera con Lérida. Estas obras de adecuación comenzaron en 2014 y se han ido desarrollando por fases.
A mediados de los 70 llegó a España la idea del montañero francés Henri Viaux para facilitar la práctica del senderismo a todo el mundo: marcar los recorridos por los parajes más interesantes con señales claras y características, que diesen seguridad a los caminantes. De esta manera comenzaron a pintarse las primeras marcas blancas y rojas de los GR (senderos de Gran Recorrido). Uno de los primeros que se marcó fue el sendero que atraviesa los espacios más emblemáticos del Pirineo, identificado como GR 11 o Senda Pirenaica.
Más de cuatro décadas después, los senderos balizados se han extendido en una amplia red y han ido evolucionando, pero el veterano GR 11 sigue siendo una de las rutas más conocidas y transitadas. En el Pirineo Aragonés, su trazado al pie de las más altas cumbres del Pirineo atrae desde a los más deportistas, que se proponen ascensiones o largos recorridos, a familias que se acercan a los lugares más famosos de la cordillera.
La señalización ha sido uno de los trabajos más significativos y ahora el GR 11 está indicado con nuevos postes según los estándares del decreto que regula los senderos turísticos (itinerarios señalizados para su uso de ocio y utilizando medios diferentes a los vehículos a motor). Nuevos paneles, con mapas e información del camino y turística actualizada, también ayudan a los caminantes.
Estos mapas muestran el trazado original, que se ha intentado mantener en casi todo momento, con alguna variación y reordenación de finales de etapa para conseguir que cada jornada permita hacer noche en un albergue o refugio aprovechando la red de refugios de la FAM, junto con otros hospedajes. Solo el final de la primera etapa en La Mina no cuenta aún con alojamiento aunque, mientras se realiza, se cuenta con alguna alternativa cercana.
La mayor novedad está en el recorrido de la segunda etapa, que antes llevaba a Candanchú y ahora se ha desdoblado en dos, con un nuevo camino por el refugio de Lizara, evitando así el paso por Francia. Se reduce también la parte que cruza la estación de esquí, a la vez que lleva a los senderistas por el hermoso valle de los Sarrios y la curiosa formación geológica del paso de la Oreja.
El tramo aragonés de la Senda Pirenaica, de oeste a este, se inicia entre los prados y hayedos de los valles de Ansó y Hecho, con sus restos megalíticos. Sube el Achar de Aguas Tuertas y por el ibón de Estanés y el valle de los Sarrios, llega al refugio de Lizara y a Candanchú.
Por el valle de Canal Roya, en el macizo del Anayet, cruza al Alto Gállego, donde la ruta sigue por el valle del río Aguas Limpias hasta el refugio de Respomuso y continúa, por un itinerario que pasa por hasta ocho ibones, hasta el Balneario de Panticosa. Del Balneario nos lleva al Valle del Ara.
En Sobrarbe, el GR recorre los parajes más emblemáticos del Parque Nacional de Ordesa, como las Gradas de Soaso y la cascada de la Cola de Caballo, el valle de Añisclo y la pradera de Pineta. Luego, se interna en la Bal de Chistau para pasar al valle de Benasque.
Ya en sus últimas etapas por Aragón, se sigue por el valle de Vallivierna y por los ibones de la cara sur del Aneto para al fin bajar por el barranco de Salenques hasta el río Noguera Ribagorzana, límite con Cataluña.