• Habitantes: 151 en 1986 y en el 2001 unos 174 habitantes en todo el municipio.
• Altitud: 569 m. sobre el nivel del mar.
• Gentilicio: labuerdense
• Días festivos locales: 20 de enero y 16 de agosto.
• Monumentos: Iglesia de San Sebastián S.XI-XII (Románico), Torre S.XVIII, Casa de los Buil.
Pertenecen a este municipio: San Vicente de Labuerda.
Este pueblo mantiene la arquitectura del Sobrarbe, con casas de mampostería y tejados con teja curva y pizarra. Algunas casas se ven blancas y algunos tejados con uralita.
Labuerda está muy cerca de Aínsa. Fue sobrecullida ainsetana, vereda de Jaca y corregimiento de Barbastro, en este caso figuró como Labuerda y San Vicente de 1711 a 1833.
En 1834 formó Ayuntamiento propio sin incluir a San Vicente, población que se incorporó en 1845, junto con Puyarruego, Muro de Bellós y Pierde. En el siglo XIX, Puyarruego pasó a Puértolas.
Se tiene conocimiento del lugar en 1219, según consta en los textos del Cartulario de San Victorián, tenía 15 fuegos en 1488. En el tema eclesiástico perteneció al arcedianato de los Valles y a la iglesia de San Juan de la Peña. Hasta 1571 al obispado de Huesca y luego pasó al de Barbastro.
Una de las casas que hay que ver es la que está al lado de la iglesia de San Sebastián, que tiene una portada románica con dibujos geométricos, el resto no corresponde con la época, sino de los siglos XVI y XVII. Parece que hubo un templo. La torre tiene cinco cuerpos, los tres primeros de cantería, con planta cuadrada, y los dos siguientes octogonales, también de piedra, saliendo de las cuatro pilastras que rematan la base cuadrangular de los otros cuerpos.
En el interior se conserva una talla de la Virgen, del siglo XVI. La iglesia es de estilo gótico aragonés, del siglo XVI, reformada en el siglo XVIII.
A 3 km. encontramos San Vicente de Labuerda, con una iglesia románica, con valiosas tablas góticas en el retablo mayor, una estatua románica y tallas y pinturas barrocas del XVIII.
Las fiestas mayores de Labuerda se celebran el día 16 de agosto, en honor a San Roque, mientras que las de invierno están consagradas a San Sebastián, 20 de enero. El 15 de mayo, los vecinos de Labuerda, San Vicente, Banastón y de la localidad francesa de Cadeilhac-Trachéres acuden en romería a la ermita de San Visorio, ubicada en la Sierra de San Vicente de Labuerba.
Para estas fiestas tienen dos rondas joteras, la primera para la víspera de la fiesta y está dedicada a las mozas y la segunda, para el día de la fiesta, va dirigida a las familias del pueblo. Se canta casa por casa y se pasa la bandeja, para poder recolectar dinero para los gastos de la fiesta. Cada uno pone lo que puede. La rondalla “Perlas Blancas”, acompaña a los joteros, y forman parte tañedores, como el abuelo Buil, Joaquín, José Antonio, etc… Se encargan de acompañar con los aires nuestroa de la jota a los cantadores que cada año pasan por Labuerda.
Hay más pequeñas para San Sebastián. También se honra a Santa Águeda. El carnaval también tiene su celebración.
San Vicente de Labuerda
Conjunto que ha sido declarado «Bien de Interés Cultural» BIC, con la categoría de «Monumento», por la Diputación General de Aragón.
Es sin duda uno de los monumentos más importantes del valle del Cinca por su valor histórico-artistico y por el entrañable entorno en el que está situado. Imprescindible visitar su interior ya que es de los pocos que conservan su el retablo original.
ACCESO: Tomar la carretera A-138 que une las localidades de Aínsa y Bielsa y al llegar a la localidad de Labuerda tomar desvío a la izquierda hacia San Vicente. Hay que estar muy atento al cartel indicador del desvío de San Vicente, pues es fácil pasar de largo, incluso una vez tomado el giro, más parece un callejón sin salida que la estrecha carretera que nos va a conducir en unos 2,5 Km. a tan bello lugar. Un espejo circular doble, muy útil a la hora del retorno a la carretera principal, enfrenta el ramal descrito y sirve de referencia.
ESCONJURADERO Y PEÑA AL FONDO
Situada en San Vicente de Labuerda, lugar del que ya se tienen noticias en el siglo XIII y cuyo conjunto urbano junto con la belleza de su entorno hacen de él un lugar de gran interés para el visitante. El pueblo cuenta con muy pocos habitantes en la actualidad, sin embargo, está muy arreglado y conserva ese sabor tan característico de los pueblos de esta zona del Pirineo. Destaca la soberbia y robusta torre defensiva de casa Buil, de planta rectangular y donde se adivinan las antiguas almenas tapiadas. Cuenta con saeteras y un curioso ventanal geminado, con dos arcos de medio punto tallados en un mismo bloque y columna parteluz con capitel. La citada casa Buil, construida con posterioridad junto a la torre defensiva, cuenta también con una bella capilla, recientemente restaurada.
SAN VICENTE, Separada del núcleo urbano y sobre una pequeña elevación se encuentra la iglesia, dedicada a San Vicente, mártir y diácono del obispo San Valero de Zaragoza en el siglo IV, y que da nombre al pueblo. El acceso a la iglesia se efectúa bajo un esconjuradero, interpuesto entre aquélla y el cementerio. Desde este lugar las tormentas son esconjuradas o conminadas a ir a apedrear a otro lugar. Esta iglesia, de nave única acabada en ábside, es una de las joyas artísticas del Sobrarbe, tanto por su edificio románico lombardo de principios del siglo XIII, como por su contenido. La portada de la iglesia se abre en el muro sur, bajo un porche moderno. Ésta se compone de cuatro arquivoltas que apean en columnas con su porción superior tallada a modo de capitel.
En cuanto al interior de la iglesia destaca el cuadro del martirio de San Visorio, santo local de origen francés que vivió como ermitaño en el siglo XI y cuyos restos se conservan en la iglesia, el cuadro está datado en el último tercio del siglo XVI y es de estilo manierista. Pero lo más destacable son las valiosas tablas góticas (siglo XV) del retablo mayor, dedicado a San Vicente y atribuido al taller de Juan de la Badía.
RETABLO GÓTICO
Si a esto añadimos una cruz procesional del siglo XVIII, una escultura gótica de San Vicente en piedra del siglo XV, varias tallas barrocas del siglo XVIII y las pinturas del XVIII que decoran el presbiterio y las capillas laterales, comprenderemos por qué el conjunto ha sido declarado “Bien de Interés Cultural”, con la categoría de “Monumento”, por la Diputación General de Aragón.
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FUENTE: Enciclopedia aragonesa, www.romanicoaragones.es