La iglesia de Lardiés se derrumba y no hay intención de reconstruirla.
La iglesia de Lardiés, situada en el interior del núcleo perteneciente a Fiscal (Sobrarbe), se ha desplomado sin causar daños personales. Las goteras y el estado de deterioro obligaron hace dos años a cerrar por completo este templo barroco del siglo XVIII, del que se ha derrumbado la cubierta y una de las paredes. Por el momento, la Diócesis de Jaca, a la que pertenece, estudia la manera de consolidar la estructura que todavía se mantiene en pie. La intención es dejar el edificio con los muros, pero sin cubierta. De reconstrucción no se habla por falta de dinero.
El derrumbe de esta iglesia se suma al que se produjo hace justo un mes en la torre de Tramaced, que obligó a desalojar cuatro viviendas y cortar las calles colindantes por las que todavía no se puede pasar. En el caso de la de Lardiés, se produjo la semana pasada de madrugada y, por fortuna, «fue hacia dentro, sin peligro para nadie», detalló el ecónomo de la diócesis de Jaca, José María Arcas, quien estima que el detonante pudo ser una tormenta.
«El problema es que hay muchas iglesias en la misma situación, cada una tiene sus necesidades y no tenemos presupuesto para todo. La solución es difícil porque está muy deteriorada», justificaba ayer el delegado de Patrimonio de la Diócesis de Jaca, Jesús Lizalde. Actualmente, en Lardiés viven 10 vecinos, aunque hay más casas abiertas los fines de semana. Por ello, de momento retirarán los escombros y consolidarán el resto de los elementos.
En el municipio de Fiscal, su alcalde, Manuel Larrosa, denuncia que también «están en el suelo» las iglesias de los núcleos de Albella y Arresa, y que incluso el coro de la iglesia de Fiscal, donde se celebra misa cada domingo, está «a punto de caerse». «La iglesia tiene mucho patrimonio del que no quiere desprenderse, pero no lo conserva», denuncia. Larrosa apuntó que habían advertido de la situación al obispado de Jaca en varias ocasiones.
Así lo admitió tanto el delegado de Patrimonio como el ecónomo. «Estábamos pendientes y haciendo gestiones para intervenir, porque la situación de la iglesia era peligrosa», apuntó este último. De hecho, ya se habían producido dos desprendimientos. «El arquitecto ya nos dijo que podía aguantar un año o unos días», añadió. Ahora, estudiarán la situación para buscar una solución. De hecho, la próxima semana mantendrán una reunión con el alcalde de Fiscal para abordar el problema.
No obstante, desde el Opispado de Jaca apuntaron que se trata de una construcción «sin mucha entidad». Mientras que los vecinos no lo ven igual. «Al margen del valor que pueda tener, la iglesia es un símbolo del pueblo. No tenerla significa que no se puede hacer ni un entierro, aunque ya no haya misas», comentaba el alcalde. De hecho, resaltó que este núcleo queda a 100 metros de la variante en construcción de la N-260 Yebra de Basa-Fiscal.
En este sentido, «si un día, con la nueva carretera que arranca aquí, surge un nuevo núcleo, como ha pasado en Badagüás, y hay que pensar en un lugar para el culto, ya se verá», señaló Arcas. En todo caso, quedará como memoria de lo que fue.
Aunque hace 40 años que ya no hay culto, según el obispado, hasta hace dos la gente entraba a verla, asegura el alcalde. La última vez que hubo una celebración fue hace diez años, el bautizo de un vecino, para el que su padre tuvo que arreglar algunas partes de la iglesia que hoy está derruida.
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FUENTE: Heraldo de Aragón