Acceso desde: Fanlo
Altura de rápel mas largo: 13 m
Información del caudal: Aunque lleva caudal todo el año, el estiaje se deja notar y puede llegar a secarse a partir de Julio, incluso generando mal olor el agua estancada.
Material necesario: 1 x 30 m, Neopreno completo
Material de instalación: Aconsejable llevar material de instalación de repuesto sobre todo después de grandes crecidas.
Epoca: Todo el año, preferible primavera y comienzo de verano. Evitar el estiaje por falta de agua, el cual se deja notar a partir de Julio.
Aproximación: N260 de Biescas a Ainsa, tras pasar el cruce hacia Torla y el Parque Nacional de Ordesa, descendemos para llegar a Broto y a Sarvise, donde tomamos el desvío que nos lleva a Fanlo. Aparcamos en el cruce de carreteras que hay a la entrada del pueblo de Fanlo. También se puede acceder desde Escalona. En Ainsa tomar dirección Bielsa, para llegar a Escalona y dirigirnos hacia Nerín por el desfiladero inferior del Bellós para después llegar a Fanlo. Desde el cruce de carreteras, sale una pista en dirección opuesta al pueblo que desciende con fuerte pendiente para llegar a la Glera de Borruel y después descender a la izquierda para alcanzar el cauce y el comienzo de la garganta.
Retorno: 100 metros después de salir de la garganta, por el margen izquierdo y marcado con marcas de pintura y algún hito, sale un camino que asciende en zigzag para llegar hasta la pista de bajada y acceder a Fanlo.
Horario de aproximación: 15´
Horario de descenso: 1h-1:30h
Horario de retorno: 30´- 45´
Escapes: Ninguno, supuestamente hay uno antes de los toboganes, sin confirmar.
Descripción: Recorrido muy bien formado, de formas estilizadas y de ambiente sombrío por la estreches y altura de las paredes, que forman largas galerías para adentrarse en el cañón después del primer rapel, el único obligatorio de todo el recorrido, en condiciones normales. Que nos introduce en el interior del barranco para avanzar sin darnos cuenta entre pequeños resaltes, toboganes y saltos por largos pasillos hasta llegar a la parte final. Donde encontraremos los últimos rápeles, destrepables o saltables, pero que con caudal abundante pueden complicarse, formando rebufos y corrientes que nos conducirán al final de la garganta, la cuál termina de repente y nos deja con las ganas de seguir disfrutando del recorrido.