Los esconjuraderos eran unas pequeñas construcciones, cercanas del templo parroquial que servían para desconjurar, esconxugar, los males que atenazaran al pueblo, en su mayoría en forma de tormentas.
En Sobrarbe los encontrarás en Asín de Broto, Burgasé, Campol, Asín, Guaso, Almazorre, Mediano y San Vicente de Labuerda. Estas sencillas construcciones de piedra orientadas a los cuatro puntos cardinales tenían como misión luchar contra las tormentas. Cuando la bruxa del lugar lanzaba la tormenta, repicaban las campanas, el mosén corría a refugiarse en el esconjuradero, y lanzando a viva voz las formulas sagradas, asperjaba agua bendita contra las nubes negras. Hoy se conserva una de esas formulas que el mosén gritaba en San Vicente:
«Boiretas en San Bizien y Labuerda: no apedregaráz cuando lleguéz t’Araguás: ¡zas!»
A los esconjuraderos hay que ir en día despejado… no porque pongamos en duda su funcionamiento sino porque normalmente desde su situación podremos ver las vistas más hermosas…